Tras estudiar la pieza, el Senado de la República convirtió en ley el proyecto de Extinción de Dominio, con una votación favorable a unanimidad, la cual tiene como objetivo central regular el proceso de extinción de dominio de bienes ilícitos y establecer el procedimiento que permita hacer ese instituto efectivo.
La ya ley, sancionada con 29 votos favorables, pasará al Poder Ejecutivo donde deberá ser observada o promulgada.
Dar la aprobación a la iniciativa requirió de una comisión bicameral, que se reunió unas 29 veces; una primera aprobación en el Senado con la oposición en contra y más de 36 modificaciones hechas por la Cámara de Diputados para poder convertirse en ley.
Las discusiones, los desacuerdos y la falta de consenso durante gran parte del tiempo, fue el pan de cada día alrededor de la pieza, siendo los fundamentos jurídicos de la “retrospectividad” y la “retroactividad” los de mayor señalamiento.
Sin embargo, la aprobación de la iniciativa tomo el camino correcto cuando el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, optó por convocar a juristas, legisladores, senadores y otros sectores de la sociedad para hacer una especie de reforma al proyecto que había sido aprobado previamente en el Senado.