Hoy se codea con los grandes de la música y su fortuna aumenta con cada canción que compone. Pero no siempre fue así. El cantante y compositor Romeo Santos, a punto de cumplir 40 años, tuvo una adolescencia y una juventud difíciles antes de convertirse en “El rey de la bachata”. Aun así, nunca dejó de ser auténtico y confiar en sí mismo.
La vida Romeo Santos, el artista que desde hace dos décadas dio a conocer al mundo el género de la bachata al situarla en lo más alto de los ritmos latinos, es todo un ejemplo de que con tesón y esfuerzo, el que persigue sus sueños, los consigue.
Nació en el Bronx neoyorquino -el 21 de Julio de 1981-, Romeo Santos, nombre artístico de Anthony Santos, proviene de una familia humilde de inmigrantes latinos. Sus padres -él dominicano, ella puertorriqueña-, nunca imaginaron que su hijo, Anthony, que acudía a cantar a la iglesia de su barrio, como tantos otros niños, llegaría tan alto.
Con 14 años, forma junto a su primo y otros dos amigos más, el grupo bachatero “Los Tinellers” (del inglés teenagers/adolescentes), nombre que cambian a comienzos de 2000, abandonada la adolescencia, por Aventura del que él será el vocalista y el compositor principal.
Santos combina los éxitos de Aventura, con su faceta de creador musical, y compone para artistas como Wisin & Yandel, Don Omar, o Thalía, para quien compuso, e interpretó, el cálido tema “No, no, no”.
Pero fue en 2002, con la pegadiza y sensual ‘Obsesión’, cuando lograron darse a conocer internacionalmente.
La canción se colocó en todas las listas americanas y en gran parte de las europeas, en España e Italia especialmente donde fue todo un éxito. En Italia fue número uno durante 16 semanas consecutivas, y la canción, compuesta por él, fue reconocida Canción del Año por la Sociedad Estadounidense de Derechos de Autor (ASCAP), con lo que el bachetero se convierte en el primer artista latino en obtener este preciado galardón.
Es ahora cuando cambia su nombre artístico por Romeo Santos, porque -según ha confesado el propio artista- “era extremadamente tímido cuando empecé. No sabía cómo actuar en el escenario y hasta evitaba tener contacto visual con el público. De ahí que creara un alter ego a la manera del galán de ‘Romeo y Julieta’, con el fin de transformarme sobre el escenario en una especie de Romeo moderno”. Algo que le dio confianza y, visto los resultados, no cabe duda que consiguió.