Las investigaciones sobre las torturas policiales llevan cursos diferentes: mientras en el caso del crimen de Richard Báez, Santiago, el ministerio público lleva a la justicia a tres oficiales, el de Gregorio Custodio, de San José de Ocoa, aun está pendiente de solución en momentos en que el estudio forense atribuye su deceso a un paro cardíaco.
Ayer, el fiscal titular de Santiago, Osvaldo Bonilla, rechazó las declaraciones de la Policía de que entregó “sano y salvo” a Báez a la Fiscalía local y que los agentes imputados por el caso no son responsables de la muerte del barbero.
En el caso de Custodio, la médico forense del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) de Azua, Katiuska Ferreras, expresó que los golpes que presentaba el cuerpo no podían causarle la muerte.
Santiago
Las declaraciones de Bonilla se produjeron tras la conclusión del interrogatorio de la Procuraduría General de la República a los tres agentes acusados de ocasionarle la muerte a Báez, quienes fueron conducidos en calidad de detenidos a la cárcel del Palacio de Justicia local.
El miércoles, el ministerio público informó que solicitará prisión preventiva como medida de coerción contra estos oficiales por su vinculación al fallecimiento de Báez, un hombre que fue agredido mientras se encontraba en el destacamento del sector Cienfuegos, en el distrito municipal Santiago Oeste.
Se trata del capitán Manolo Aquino, encargado de la Dirección Central de Investigaciones Criminales (Dicrim) en Cienfuegos; el primer teniente Manuel de Jesús de la Cruz y el segundo teniente Vladimir Joel Jerez Suárez.
Asimismo, de acuerdo con los fiscales, este grupo incurrió en los delitos de asociación de malhechores, homicidio y robo en perjuicio de Báez.
Según la solicitud de medida de coerción depositada, el ministerio público aseguró que los agentes policiales formaban parte de una patrulla motorizada que efectuaba un operativo preventivo en la comunidad El Semillero, del referido distrito municipal, en donde detuvieron a Báez.
Precisó que el peluquero fue perseguido hasta su casa y que recibió múltiples golpes cuando intentaba alcanzar la puerta de la vivienda, mientras gritaba y pedía auxilio a su padre para tratar de salvar la vida ante el ataque de los agentes policiales actuantes.
Igualmente el referido documento resaltó que mientras Richard estuvo en el cuartel, este denunciaba que los agentes le habían sustraído 30,000 pesos, cuya devolución exigía, pero a cambio recibía golpes de los agentes policiales.
San José de Ocoa
Sobre la condición del cuerpo de Custodio, la forense Ferreras describió que “tenía laceraciones y abrasiones dispersas en el cuerpo pero estas no le podían causar la muerte porque no le afectaron ningún órgano vital, es decir, no le afectaban los pulmones, el corazón, el hígado o ningún otro órgano que pudieran poner en riesgo su vida”. No obstante, la especialista instó a las autoridades acudir al centro médico donde fue llevado para que expliquen en las condiciones en la que fue referido al hospital y el porqué.
“Yo considero que deben partir desde ahí (el hospital) para que investiguen por qué lo llevaron, cómo llegó, cómo se le trató y qué pensaban los médicos, porque él fue llevado varias veces y lo atendieron alrededor de seis o siete médicos antes de llegar a la sala del Inacif”, agregó.
Dijo a reporteros de LISTÍN DIARIO que las laceraciones que el cadáver tenía se mostraban en las rodillas, en la parte traseras de ambas piernas, en los glúteos específicamente en la parte inferiores y en la espalda.
“No fueron golpes fuertes, esas abrasiones encontradas se quedaron en la piel y el tejidos celular subcutáneo; cuando uno diseca el cadáver se observan en la piel pero cuando la quitamos del tejido adiposo se nota que ni siquiera traspasó a fracturar un hueso ni contunden los músculos”, contó la doctora agregando que fueron superficiales.